miércoles, 30 de octubre de 2013

LA VETA MÁS PROFUNDA

Conservo un vívido recuerdo de aquella conversación. Yo rozaría los siete años, y mi abuelo ya estaba tocado por la enfermedad y el dolor. 
“ Entonces, ¿cuándo tú eras minero llegaste algún día al centro de la tierra? ”.
 “Un respeto, chaval, que aunque ahora no baje a la mina, yo nací, viví y me moriré minero. En cuanto a tu ignorancia sobre las excavaciones, te diré que si la tierra fuera del tamaño de un huevo, el agujero más profundo jamás excavado por el hombre, sería como un rasguño que, ni siquiera, atravesaría su cáscara.”
 “¿Y dónde está la mina más honda del mundo? ”, insistía yo.

“En Sudáfrica; a 3.777 metros bajo tierra.” “¿Tú la has visto? ”, preguntaba si aliento.
“¡Sí, hombre, como está aquí al lado! ¿Tú sabes lo lejos que queda eso? ”
Y desde ese día comencé a ahorrar una parte de mi paga semanal, para realizar juntos el gran viaje. “¡Tú estás loco, hijo! ¡Lo que costará el billete hasta allí! Vas a necesitar la paga de dos vidas para reunir el dinero”.
 Y, como siempre, tenía más razón que un santo. Porque no he llegado a tiempo. Hoy, mi abuelo ha hecho su descenso a tierra definitivo, no sin antes abrir una galería en mi memoria y, especialmente, dejando el barreno de la promesa incumplida explotando en mi corazón.

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