El País de la Disparatada Ciencia. Ilustración de Ana Maqueda.
Acabas
de aterrizar en el País de la Disparatada Ciencia. Un lugar al que
podrás trasladarte cuando tú quieras porque lo único que necesitas
son unos ojos abiertos como dos lunas llenas , una imaginación más
fresca que una lechuga y un corazón repleto de cajoncitos para
guardar sorpresas de todos los sabores.
Si
vas por la Desavenida Invisible y tuerces por la Sincalle de la
Intuición, llegarás a un extraño edificio con forma de microscopio
gigante. Es el “Laboratorio de los Deseos”, donde el insigne
Doctor Federíquido Triglicérido se dedica a inventar sueños,
descubrir ilusiones y recetar desde píldoras para el mal humor a
grageas de la buena suerte .
Dicen
que, ocultos en los rizos de sus melena, guarda rulos con las
fórmulas secretas de sus invenciones. Y que sus ojos azules están
tan llenos de mar y de cielo, que podrían evitar cualquier sequía e
iluminar todo el país si ocurriera un eclipse.
Su
fama ha traspasado las fronteras. Y es que nadie ha contribuido como
él a la felicidad de los objetos domésticos. A una bañera que se
encontraba triste, le recetó burbujas de colores que al estallar
derramaban alegría. Y a un taburete harto de ser asiento de culetes
pesados y malolientes, le creó la aspiración de ser sabio y
convertirse en librería.
También
ha realizado importantes contribuciones al mundo animal, como
demuestra el “Premio Animalario Sin Fronteras” que le ha sido
otorgado en dos ocasiones: por el caso de la araña que no sabía
tejer y se tenía que comprar la ropa hecha, a la que le solucionó
la vida regalándole un ovillo de hilo, tan independiente, que se
tejía solo. Y además el del pájaro carpintero que quería cambiar
de profesión porque tenía el pico hecho añicos. En un pispás, le
convirtió en astronauta con una escafandra de pompa de
jabón
y un petardo de feria a modo de cohete.
¿Y
qué me dices de su “Premio Microbios en Acción” por sus
disparatados inventos para el género humano? Como el CazaMúsicas,
un artilugio diseñado para atrapar las notas que se le habían
quedado flotando en el aire a un compositor arrepentido, quien en un
ataque de furia había roto sus partituras y necesitaba recomponerlas
. O la vacuna contra los “comecocos” para una señora que estaba
tan influida por la publicidad, que se había olvidado de hablar y
sólo sabía recitar las frases de los anuncios.
Pero
además de sus creaciones a la medida, El Doctor Federíquido
Triglicérido tiene una Botica de los Remedios Sin Remedio, con toda
una variedad de productos a elegir:
-Besos
calentitos para descongelar el alma. Se aplican sobre la mejilla y
tienen un efecto inmediato. Don Témpano que era un hombre de
carácter muy frío, los probó y empezó a gotear y gotear y casi lo
tienen que recoger en una botella. Se quedó en la mitad, pero lo que
permaneció fue todo corazón y calidez.
-Enjuagues
para mandar a hacer gárgaras los enfados. Y es que hay gente que se
irrita con todo y con todos. Así que lo mejor es poner en un vaso
con agua unas gotitas de “teperdono” y unas ramitas de
“sinrencor” y ¡grgrg! ¡Haciendo gárgaras que es gerundio!
-Tiritas
cicatrizantes para las penas de amor. Aunque en las indicaciones el
Doctor Triglicérido aconseja que nada mejor que el paso del tiempo
para que la herida se cierre, mientras tanto no está de más
utilizar estos parches con poder desinfectante contra la tristeza, y
vitaminas reconstituyentes para recuperar la alegría.
-Epidemias
en cápsulas para contagiar la risa. Especial para la vida alocada de
las grandes ciudades, donde la gente va corriendo de un lado para
otro con cara de seta y
sin
mirarse. El Doctor Triglicérido experimentó con ellas en el metro a
hora punta, y los pasajeros de la línea 7 organizaron una maratón
de chistes y un concurso de cosquillas. Llegaron todos tarde a sus
obligaciones...pero contentos.
-Inyecciones
contra el miedo. Da igual qué te aterrorice, basta una inyección de
Arco Iris para que tu miedo crezca , crezca y CREZCA como un
globo....¡hasta que estalle pulverizado en confeti de colores!
-Masajes
de caricias para las agujetas causadas por los ataques de soledad.
Poquito a poquito se deshace el nudo que sentimos en el corazón, y
se relaja para abrirse a nuevas emociones y amistades.
-Gotas
para evaporar las lágrimas. Funcionan como unos diminutos
limpiaparabrisas, que eliminan la pena y nos dejan el campo limpio
para mirar la vida con optimismo.
Así
que si alguna vez te encuentras bajo de entusiasmo o necesitas una
buena dosis de fantasía, no dejes de visitar el “Laboratorio de
los Deseos” , seguro que hay un remedio para ti. Soluciones tan
científicas como cariñosas. Y es que el Doctor Federíquido
Triglicérido es un gran hombre de ciencia pero, sobre todo, un
hombre de gran corazón.
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