lunes, 28 de octubre de 2013

LA NOCHE DE LAS GOTAS PERDIDAS

Aquella noche Juan no conseguía dormirse. No corría la menor brisa a pesar de haber abierto la ventana. Y el calor lo impregnaba todo con pesadez de plomo. A lo lejos, se escuchaba el tintineo cansino de las gotas de agua escapándose por el grifo. Ese grifo que Juan nunca se preocupaba por girar hasta el final y por supuesto, jamás se levantaba para cerrar bien. Pero en esa ocasión se estaba convirtiendo en una auténtica tortura, así que con lentitud y desgana se deslizó entre las sábanas y se dirigió al cuarto de baño. Encendió la luz y con mucha decisión, por no llamarlo enfado, puso su muñeca en acción para acabar con el soniquete. Y fue, mientras comprobaba que seguía habiendo escapes, cuando su rostro adormecido se encontró con su reflejo...y el sobresalto fue histórico.
Sus manos, su cara y todo su cuerpo, parecían pegados a sus huesos como un pergamino.
¡Soy una momia!, chilló. Se frotó lo ojos con energía en un intento de despertar de una amarga pesadilla y cómo le dolió, porque sus dedos estaban ásperos como la lija.
Abrió de nuevo el grifo y se salpicó de agua por todos lados, pero ni siquiera se mojó. Era como si su cuerpo fuera impermeable y el agua no pudiera penetrar en él.
Intentó llorar, pero ni una lágrima brotaba de sus ojos.
-¿Qué me está pasando?- comentó en voz baja.
-Que como tú no te preocupas por cuidar el agua, ella tampoco se va a preocupar de cuidarte a ti...
Este chorrito de voz, provenía de una silueta con apariencia de niña hecha de agua, que se balanceaba sujeta a la ducha, haciendo piruetas como una estrella circense.
-¿Eh?¿Y tú quién eres?- preguntó Juan pensando que iba a desmayarse antes de conocer la respuesta.
-Mi nombre es Mizumi.... que significa lago en japonés - dijo la niña, mientras daba un triple mortal con tirabuzón y caía sobre la cabeza de Juan en posición perfecta.
-Misu..Mizu...bueno, como te llames, ¿se puede saber de dónde has salido?...
-De la alcachofa de la ducha. Es así como me traslado...-comentó con naturalidad, mientras se arreglaba un mechón de agua del cabello que con las volteretas se le había despeinado.
-¡Ah, claro! ¡Tiene su lógica! - ironizó el niño- .Tranquilo Juan, -dijo autoanimándose. En unos segundos te habrás despertado de esta pesadilla, y ya no tendrás cara de mojama ni estarás de cháchara con un botijo parlante...
-¿Botijo yo? Además de antiecológico, ¡insultón!- respondió la niña, al tiempo que una especie de tsunami interior mostraba su enfado, con olas que crecían y parecían que iban a desbordarse.
-Perdona, perdona -se disculpó Juan un tanto atemorizado-. No hace falta que te pongas así, compréndelo, de repente todo esto es nuevo para mí....No entiendo nada...
-Si me dejas, quizás pueda explicártelo. Verás, cada vez más en las grandes ciudades, la gente se olvida de que el agua es un bien escaso. Piensan que el agua es inagotable, que llega por las cañerías a los grifos y no hay más que abrirlos y ya está. Muchos, entre los que tú te encuentras, ni siquiera se molestan en cerrar bien el grifo, con lo cual, hay miles de gotas que se pierden día a día, por un capricho,o por no hacer un simple gesto. Esas gotas a las que nadie parecemos importar y que acabamos en las cloacas, decidimos rebelarnos y crear una brigada especial. Y así nació: A.G.U.A: Asociación de Gotas Unidas Antimanirrotas. No estamos dispuestas a aguantar vuestra falta de respeto . Y pensamos que todos aquellos que no nos valoráis, deberíais recibir una cucharadita de vuestra misma medicina : el Efecto Boomerangua....
-¿Quieres decir que como he dejado escapar el agua, ahora el agua se escapa de mí?- preguntó Juan temeroso.
-No andas desencaminado...Mi cuerpo está hecho de todas las gotas que has dejado escapar en el último mes, por eso he sido asignada tu agente. Desde entonces, he intentado llamar tu atención por todos los medios. Por ejemplo, haciendo que mis gotas saltaran estilo “bomba” para hacer más ruido, pataleando las cañerías para crear eco, oxidando la ducha para que te mancharas los dedos, mezclándome con el jabón para que te escurrieras....y nada de nada!!!! Por eso , he tenido que tomar medidas más drásticas...
-Ya veo, chuparme el agua como si fuera un polo o resecarme como un arenque- se quejó el niño contrariado.
-Bueno, para tu tranquilidad, te informaré de que ha habido casos más graves, como el de Jorge , alias “El Pequeño Sáhara”. Cada mañana abría la ducha y se volvía a la cama, dejando el agua correr durante más de diez minutos, según él, para que saliera más calentita, pero en realidad por pura vagancia...¿Sabes cuántos litros desperdiciaba? Tantos que, que en menos de tres días, tras aplicarle el Efecto Boomerangua, que es más o menos...jejejeje... proporcional a la cantidad perdida, quedó convertido en arenilla de desierto. Su madre no llegó a aspirarlo porque , coronando la montañita a la que quedó reducido, apareció su aparato de ortodoncia...que si no!
-¿Y qué ocurrió después?- preguntó intrigado Juan.
-Formó parte del Belén familiar durante varias Navidades, mezclado con el serrín a modo de desierto, hasta que una profunda tristeza provocó que le brotaran lágrimas de arrepentimiento, devolviendo a su cuerpo la hidratación natural. Ahora es biólogo marino, y no hay quien le saque del océano. Y aborrece tanto los polvorones como las panderetas.
-¿Algún caso más?- preguntó Juan asombrado.
-¡Huy ¡No tengo gotas en la mano para contarlos!,-exageró Muzumi salpicando agüilla al
gesticular -. Y para que veas que esto no es cuestión de edad ni de sexo, uno muy nombrado fue el de “Dora Lavadoras”, una madre de familia obsesionada con la limpieza, que ponía lavadoras por doquier con sólo una prenda. Una mañana cuando se disponía a conectar la máquina para lavar un simple calzoncillo, el Efecto Boomerangua la dejó hecha polvo...polvo de detergente. La estuvieron utilizando en casa hasta que se terminó el envase. Y lo más curioso es que hasta este momento nadie la echó de menos. Esto le provocó un tremendo disgusto. Y su lagrimal hecho polvillo , que estaba incrustado en un ojal, comenzó a destilar. Gracias a ello se dieron cuenta. Pero fue difícil recomponerla porque parecía un puzzle : la boca en el cuello de una camisa, las piernas dobladitas en un bolsillo, las orejas en la capucha de un chándal....Apareció todo menos el dedo gordo del pie derecho, que pensamos estaría en un calcetín que se voló del tendedero. Ahora llena el tambor de la lavadora hasta los topes y usa siempre el programa económico.
-Y yo....¿voy a terminar mis días en el arenero del gato?-comentó el niño en tono humorístico.
-¿Cómo lo has averiguado?Uhmm...seguramente por ese aspecto de sardina seca que se te está poniendo!!!-se burló Mizumi.
-¿Qué puedo hacer para evitarlo? ¡Dime, por favor!¡No quiero que la última imagen de mi vida sea los bigotes de Pipo haciéndome cosquillas!
-¡Eres un chico muy ingenioso! ¡Derrochas imaginación! ¡Casi tanta como agua!...Jejeeje...Como verás, a mi también se me dan muy bien los juegos y las asociaciones de ideas....Pero déjame que te cuente otro caso. El de “Anita, Por tu Cara Bonita”. Totalmente escandaloso, porque esta chica utilizaba el váter como si fuera una basura. Sacaba punta al lápiz de los ojos, echaba las virutas y tiraba de la cadena. Se desmaquillaba con una toallita, la lanzaba al inodoro,y tiraba de la cadena.
Se ponía algodón entre los dedos de los pies para pintarse las uñas , de nuevo al inodoro y a tirar de la cadena. Se sonaba la nariz con un pañuelo de papel y....
-¡No me lo digas! ¡Encestaba en el váter y tiraba de la cadena!
-¡Casi diez litros desperdiciados cada vez ! ¡Por su cara bonita! Así que una tarde que fue a tirar por enésima vez, una corriente de sequedad recorrió su cuerpo de la mano al callo del pie...Y en cuestión de segundos se convirtió en maquillaje en polvo. Bastó una ventana abierta y un golpe de aire para arrastrarla. Sólo quedó de ella sus pestañas postizas, que las compañeras de piso compartieron como buenas amigas. Pensamos que quizá se colara por una alcantarilla y esté disfrutando del viaje junto a sus desperdicios de belleza. Volverá a su ser cuando elimine de las aguas todos y cada uno de ellos, lo cual, desgraciadamente, le llevará mucho tiempo...
-¡Qué asco!, exclamó Juan.
-No más asqueroso que su comportamiento, sentenció Mizumi.
-¡¡¡Nunca pensé que se pudiera derrochar tanta agua y por descuidos tan tontos!!! -se lamentó Juan.
Y al decir esto, un moflete del niño se infló recuperando su estado normal ,al tiempo que producía un sonido similar a los globos cuando se hinchan.
-¡Mira, mira! ¡Tu recuperación está en marcha! ¡Eso es que te estás dando cuenta de la importancia del asunto!-señaló Mizumi provocando un pequeño oleaje de alegría en su interior.
-¿Y qué más puedo hacer para acelerar mi recuperación? - se animó el niño.
-¿Arreglar el grifo para que no gotee?¡No es tan complicado! Unas cuantas vueltas con la llave inglesa, y solucionado....
Dicho y hecho. Juan se fue corriendo al armario de las herramientas y en un pis pas estaba metido en la ducha apretando con todas su fuerzas la llave de paso. Comenzó a notar gotas de sudor resbalando por su cara...
-¡Es una buena señal! El agua está volviendo a ti....
Su cara estaba roja como una sandía recién abierta y en sus manos la herramienta se le escurría...
-¡Justo ahora que me vendría bien no sudar!¡Toma sudor!- se quejaba Juan.
-¡Ánimo! ¡Un último esfuerzo! -le jaleaba Mizumi.
Y de repente, un resbalón inoportuno de Juan que, para evitar la caída, se agarra a la tubería de la ducha, arráncandola de cuajo de la pared ...y AGUA VA!!!!! El niño se siente como si estuviera debajo de una inmensa catarata, cuya cortina de agua le impide ver y moverse. Su instinto le hace pedir socorro a gritos...
-¡Juan Juan!¿Estás bien?
-¿Mamá? ¿Eres tú?- preguntó el niño abriendo los ojos y sintiéndose avanzar por un túnel negro y pesado hacia una lechosa claridad.
-Sí, tranquilo...Estabas soñando...Seguramente una pesadilla horrible, porque estás empapado de sudor...
-¡No es sudor! Verás yo estaba arreglando el grifo y de repente ha reventado la cañería …
-Juan, ha sido una pesadilla...No te has movido de la cama...
-Pero, ¿qué dices? ¡No lo entiendes! Yo estaba en el baño con Mizumi...
-¿Mizumi?¿Quién es Mizumi? Seguro que uno de esos monstruos de tus dichosos juegos...
Acabo de pasar por delante del baño y allí no ha nadie. Ni ninguna tubería rota. Es más, el grifo que estaba estropeado ha dejado de gotear...Todo ha sido un sueño, un mal sueño ....Vuélvete a dormir y descansa.

Juan se acordó de su piel de lija y se palpó con las manos el cuerpo al completo , y suspiró al comprobar que su piel había recuperado la normalidad. Pero no, no podía haber sido un sueño, aunque su madre lo dijera. Lo recordaba todo tan real: Mizumi, la charla, el agua...Se giró hacia el otro lado de la cama y de repente escuchó un sonido metálico golpeándose contra el suelo. “¡La llave inglesa!”, dijo sonriendo. “¡Lo sabía!.
A continuación, el vaso de la mesita de noche comenzó a vibrar con un débil oleaje.
-¿Qué, Mizumi? ¿Ahora vas de incógnito?- bromeó Juan al vislumbrar burbujitas que dibujaban en el agua pedorretas, gorgoritos.. .Y entonces, pudo escuchar ese chorrito de voz que le resultaba tan familiar, susurrándole desde el vaso:
“¡No te olvides de la noche de las gotas perdidas!”.
Y Juan sabía que nunca la olvidaría. Porque había comprendido que la vida estaba hecha de gotas, y que gotita a gotita es mucho lo que puede perderse.





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