En el Mundo de las Hadas
no todo son tutús y varitas.
Ni bosques y alas rosadas...
Diademas y malaquitas.
Hay hadas cabezotas
que viven a contracorriente,
cansadas de andarse por las ramas
y sobrevolar las pendientes.
Que huyen de los tonos rosas,
de posarse en las nubes,
de ser frágiles mariposas
y pasarse el día entre querubes.
No hay mejor ejemplo
que el Hada Enriqueta
que viajó el mundo de los Elfos
pedaleando en su bicicleta.
Por ruedas, dos cantos rodados.
De sillín, un nenúfar japonés.
Como manillar , un junco tronchado.
Y para casco, una cáscara de nuez.
Que si esquiva la vegetación...
Cuesta arriba, cuesta abajo...
Que si salta sobre los charcos...
¡QUE SE ESTRELLA CONTRA UN ESCARABAJO!!!
¡Pobre Hada Enriqueta!
¡Vaya bicho inoportuno!
Con sus alas enredadadas en la bicicleta
y no le ayuda ninguno!!!
Trata de desplegarlas
sintiendo mucho dolor
y descubre un ala quebrada
que le hace mudar de color.
En la Seta Hospital
un gnomo venda con seda,
que un gusano acaba de fabricar,
su dañada extremidad.
"¿Por qué no te conformas con volar?",
le sugiere el doctor cariñoso.
"Ni por cielo, ni por tierra te podrás trasladar.
La mejor cura, será el reposo"
"¡No ha dicho nada sobre el mar"
exclama Enriqueta feliz
¡Me compraré un barco de regaliz!
y me lanzaré a navegar"
Y es que hay hadas valientes
que ven la oportunidad
de soñar nuevamente
ante la contrariedad.
Allá va, viento en popa,
a modo de vela,
con su única ala,
por mucho que le duela...
Y si naufraga
no tocará fondo
se pondrá una burbuja de escafandra,
y resurgirá de lo más hondo.
Porque el hada Enriqueta,
prefiere el ala quebrada,
a llevar la etiqueta
de hada conformista y almibarada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario